
Mientras la epidemia de sarampión más grave en una década ha causado la muerte de dos niños y se ha extendido a 27 estados sin dar señales de desacelerar, las creencias sobre la seguridad de la vacuna contra esta infección y la amenaza de la enfermedad se polarizan rápido, alimentadas por las opiniones antivacunas del funcionario de salud de mayor rango del país.
Aproximadamente dos tercios de los padres con inclinaciones republicanas desconocen el aumento en los casos de sarampión este año, mientras que cerca de dos tercios de los demócratas sabían sobre el tema, según una encuesta de KFF publicada el miércoles 23 de abril.
Los republicanos son mucho más escépticos con respecto a las vacunas y tienen el doble de probabilidades (1 de cada 5) que los demócratas (1 de cada 10) de creer que la vacuna contra el sarampión es peor que la enfermedad, según la encuesta realizada a 1.380 adultos estadounidenses.
Alrededor del 35% de los republicanos que respondieron a la encuesta, realizada del 8 al 15 de abril por internet y por teléfono, aseguraron que la teoría desacreditada que vincula la vacuna contra el sarampión, las paperas y la rubéola con el autismo era definitiva o probablemente cierta, en comparación con solo el 10% de los demócratas.
Las tendencias son prácticamente las mismas que las reportadas por KFF en una encuesta de junio de 2023.
Sin embargo, en la nueva encuesta, 3 de cada 10 padres creían erróneamente que la vitamina A puede prevenir las infecciones por el virus del sarampión, una teoría que Robert F. Kennedy Jr., el secretario de Salud y Servicios Humanos, ha diseminado desde que asumió el cargo, en medio del brote de sarampión.
Se han reportado alrededor de 900 casos en 27 estados, la mayoría en un brote centrado en el oeste de Texas.
“Lo más alarmante de la encuesta es que estamos observando un aumento en la proporción de personas que han escuchado estas afirmaciones”, afirmó la coautora Ashley Kirzinger, directora asociada del Programa de Investigación de Encuestas y Opinión Pública de KFF. (KFF es una organización sin fines de lucro dedicada a la información sobre salud que incluye a KFF Health News).
“No es que más gente crea en la teoría del autismo, sino que cada vez más gente escucha sobre ella”, afirmó Kirzinger. Debido a que las dudas sobre la seguridad de las vacunas es factor directo de la decision de los padres reducer la vacunación de sus hijos, “esto demuestra la importancia de que la información veraz forme parte del panorama mediático”, añadió.
“Esto es lo que cabría esperar cuando la gente está confundida por mensajes contradictorios provenientes de personas en posiciones de autoridad”, afirmó Kelly Moore, presidenta y directora ejecutiva de Immunize.org, un grupo de defensa de la vacunación.
Numerosos estudios científicos no han establecido ningún vínculo entre cualquier vacuna y el autismo. Sin embargo, Kennedy ha ordenado al Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS) que realice una investigación sobre los posibles factores ambientales que contribuyen al autismo, prometiendo tener “algunas de las respuestas” sobre el aumento en la incidencia de la afección para septiembre.
La profundización del escepticismo republicano hacia las vacunas dificulta la difusión de información precisa en muchas partes del país, afirmó Rekha Lakshmanan, directora de estrategia de The Immunization Partnership, en Houston.
El 23 de abril, Lakshmanan iba a presentar un documento sobre cómo contrarrestar el activismo antivacunas ante el Congreso Mundial de Vacunas en Washington. El documento se basaba en una encuesta que reveló que, en las asambleas estatales de Texas, Louisiana, Arkansas y Oklahoma, los legisladores con profesiones médicas se encontraban entre los menos propensos a apoyar las medidas de salud pública.
“Hay un componente político que influye en estos legisladores”, afirmó. Por ejemplo, cuando los legisladores invitan a quienes se oponen a las vacunas a testificar en las audiencias legislativas, se alimenta una avalancha de desinformación difícil de refutar, agregó.
Eric Ball, pediatra de Ladera Ranch, California, área afectada por un brote de sarampión en 2014-2015 que comenzó en Disneyland, afirmó que el miedo al sarampión y las restricciones más estrictas del estado de California sobre las exenciones de vacunas evitaron nuevas infecciones en su comunidad del condado de Orange.
“La mayor desventaja de las vacunas contra el sarampión es que funcionan muy bien. Todos se vacunan, nadie contrae sarampión, todos se olvidan del sarampión”, concluyó. “Pero cuando regresa la enfermedad, se dan cuenta de que hay niños que se están enfermando de gravedad, y potencialmente muriendo en la propia comunidad, y todos dicen: ‘¡Caramba! ¡Mejor que vacunemos!’”.
En 2015, Ball trató a tres niños muy enfermos de sarampión. Después, su consultorio dejó de atender a pacientes no vacunados. “Tuvimos bebés expuestos en nuestra sala de espera”, dijo. “Tuvimos una propagación de la enfermedad en nuestra oficina, lo cual fue muy desagradable”.
Aunque dos niñas que eran sanas murieron de sarampión durante el brote de Texas, “la gente todavía no le teme a la enfermedad”, dijo Paul Offit, director del Centro de Educación sobre Vacunas del Hospital Infantil de Philadelphia, que ha atendido algunos casos.
Pero las muertes “han generado más angustia, según la cantidad de llamadas que recibo de padres que intentan vacunar a sus bebés de 4 y 6 meses”, contó Offit. Los niños generalmente reciben su primera vacuna contra el sarampión al año de edad, porque tiende a no producir inmunidad completa si se administra antes.